Hacia una pedagogía agroecológica: formas de construcción de saberes agroalimentarios en una organización campesina argentina

SP.16: Antropologías rurales en Latinoamérica y El Caribe: desarrollo, articulación y proyecciones en contextos urgentes de privilegios y desigualdades

Ponentes

Nombre Pertenencia Institucional
Nuria Caimmi UBA- CONICET

Hacia una epistemología agroecológica: formas de producción de saberes agroalimentarios en una organización campesina argentina 

Resumen: 

El mapa agroalimentario del sur de América Latina se ha reconfigurado en los últimos años desde el pasaje de un modelo que valorizaba las economías regionales en la producción de alimentos, a otro de base agroindustrial, sujeto a las vicisitudes e intereses de los mercados internacionales, que además envenena y no alimenta. En un escenario como este, urge profundizar en estrategias como la agroecología, que busca ampliar los objetivos y criterios agrícolas para abarcar propiedades de seguridad y soberanía alimentaria. Si por lo general las investigaciones se han centrado en los aspectos materiales de estos cambios, una modificación tan profunda de las formas de producción no hubiese sido posible sin una epistemología que la sostuviera y generara con ello consenso social. 

La premisa de este trabajo, es que cualquier transformación estructural relacionada con los modelos agroalimentarios, requiere en su andar una serie de cambios epistemológicos, que se expresan en las maneras en que se pondera la producción de saberes. Por ello, el objetivo será recuperar estrategias agroecológicas de una organización campesina, y las formas de construcción de conocimiento que las sustentan. Estas estrategias, serán entendidas como dispositivos epistemológicos en la medida en que a través de ellas no solo se comparten y producen prácticas productivas agroecológicas transformadoras, sino que, también se construye y recontruye unx sujetx que ha intentado ser sistemáticamente borrado de los márgenes de la historia regional: el del campesinado. 

Mediante una metodología de tipo cualitativa, con empleo de estrategias etnográficas, comenzaré apuntando algunas coordenadas epistemológicas del actual modelo agroalimentario; luego me centraré en la descripción de mi lugar de pesquisa, el cordón hortícola platense; para finalizar con la experiencia del Consultorio Técnico Popular (Co.Te.Po) de la organización “Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT)” y la forma de producción de conocimientos que conlleva. Concluiré exponiendo que, si la epistemología del actual modelo agroalimentario ha creado una narrativa de “ficción campesina”,  con el consecuente borramiento del campesinado, su adjetivación como sujeto pasivo, inerte, silencioso; la existencia de CoTePo y sus dispositivos, al interior de una organización gremial, no sólo dimensiona la existencia y centralidad social de estx sujetx, sino su capacidad asociativa y organizativa. 


Palabras clave: agroecología - epistemología - producción de conocimiento - organizaciones sociales

Introducción 

Quien controla la producción y el abastecimiento de los alimentos controla la vida. Los alimentos no solo son vitales por sus aspectos biológicos y nutricionales, sino también, por ser reservorio de culturas e identidades; cualquier movimiento que los altere, avanza sobre la historia de los pueblos. La premisa de este trabajo, es que cualquier transformación estructural relacionada con los modelos agroalimentarios, requiere en su andar una serie de cambios epistemológicos y cognitivos, que se expresan en las maneras en que se valora la producción de saberes y conocimientos bajo su seno. ¿Por qué, dentro de la problemática agroalimentaria, vale la pena problematizar la producción de conocimientos? La expansión de un modelo como el actual, con el pasaje de un sistema que valorizaba las economías regionales en la producción de alimentos, a otro de base agroindustrial, sujeto a las vicisitudes e intereses de los mercados internacionales, que además envenena y no alimenta; no puede comprenderse sin atender a las estrategias de construcción de hegemonía de los grandes grupos de poder que operan en él. Para eso, no solo es necesario visibilizar la sistemática práctica de la violencia en el desalojo y arrinconamiento de campesinxs, y de hambre y malnutrición en todos los sectores sociales: una transformación tan profunda de las formas de producción no hubiese sido posible sin una epistemología, entendida como teorías del conocimiento, que sustentase dichas transformaciones y consenso a nivel social. 

Si bien en latitudes regionales se han producido avances en la caracterización de procesos epistemológicos, cognitivos y retóricos ligados al modelo agroalimentario actual, me interesa profundizar estos ejes en relación a formas alternativas de producir alimentos, como la agroecología. Por eso, el objetivo será recuperar estrategias para la formación agroecológica de productorxs de alimentos, y la epistemología y forma de construcción de conocimiento que las sustentan.  

Esta pregunta tiene su raíz en mi participación en una organización que se reivindica como campesina en Argentina, en el camino colectivo de encontrar elementos que permitan entender las dificultades en la adopción masiva de la agroeoclogía, en especial en el cordón hortícola platense, corazón del modelo alimentario tecnologizado. Me pregunto entonces si existen elementos que dificultaran a lxs productorxs transicionar hacia la agroeclogía, además de cuestiones estructurales vinculadas a la tierra y la capitalización. Este trabajo es solo un paso en este sentido.

Luego de postular la metodología, en el primer apartado caracterizare brevemente lo que denomino como epistemología del modelo agroalimentario A continuación, repondré ciertas coordenadas históricas del lugar de trabajo, el cordón hortícola platense y algunos dispositivos locales de producción de conocimiento. En la tercera parte, profundizaré en el análisis de caso, recuperando la epistemología que se despliega en las instancias agroecologicas de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT) mediante su Consultorio Técnico Popular (Co.Te.Po). 

Metodología

Se trata de una metodología de tipo cualitativa, con empleo de estrategias etnográficas. Concibo a la etnografía como un enfoque “artesanal” que permite acceder a la vida cotidiana de las personas, articulado a procesos sociales (Achilli, 1990). En relación a las técnicas, las predominantes han sido la observación participante y la participación observante en talleres, asambleas y encuentros; entrevistas semiestructuradas y conversaciones informales con referentes de CoTePo y de la UTT, así como participantes de los talleres. Resalto los aportes de Fals Borda (2009), en su trabajo titulado, “Cómo investigar la realidad para transformarla”, quien repone que un aspecto fundamental es producir conocimiento que tenga relevancia para la práctica social y política: no se estudia nada porque sí. Esta es la premisa que enmarca esta pesquisa, intentando abonar a una reflexión más profunda sobre el modelo agroalimentario y sus alternativas. 

Parte 1: Epistemología del modelo agroalimentario

En esta primera sección me interesa hacer un análisis de los procesos de producción de conocimiento que se anudan en el modelo agroalimentario. Considero que la capacidad de expansión de este modelo desde la Revolución Verde hasta nuestros días, no hubiera sido tal si no hubiera transformado las formas de producción y construcción de conocimiento y con ello, su legitimación social.  Esto reclama urdir en la configuración de la matriz colonial que hizo del control del conocimiento el instrumento fundamental de dominio (Mignolo, 2007). Pratt (2006), hablará de “ojos imperiales”, para referir a la mirada sobre los territorios conquistados, especialmente en relación al systema naturae de Carl Linneo en el año 1735, sistema descriptivo destinado a clasificar todas las plantas de la Tierra, conocidas y desconocidas, según las características de sus partes reproductoras. Este aparente hecho anecdótico resume las aspiraciones continentales de la ciencia europea, porque inaugura una nueva conciencia planetaria europea, y su consecuente forma de producción de conocimiento. Este esquema buscaba poner orden en el caos, porque concebía el mundo como un desorden que sólo lx científicx podía acomodar. En este movimiento, el acto de nombrar era transformador, pues sacaba todas las cosas del mundo y las reorganizaba dentro de una nueva forma, europea. El proceso apropiador comienza allí. Todo, bajo una narrativa de anticonquista que impregnará los postulados positivistas de la ciencia en adelante, intento de naturalización del mito de superioridad europea (Pratt, 2006). 

Recuperando estos postulados, y retomando otras investigaciones, a continuación caracterizaré, en líneas generales, algunas características de la epistemología del actual modelo agroalimentario.  

Universalidad: Su pretensión universal busca negar alx “otrx” y con ello, otras formas de conocimiento, influyendo en su silenciamiento y desaparición. El modelo dominante y expansionista se presenta a sí mismo como universalmente válido, aunque sea en verdad, la versión globalizada de una tradición local, resultado de la cultura colonizadora y dominante (Folguera, 2020). 

Neutralidad: Este es un rasgo característico de la narrativa del modelo agroalimentario, que se busca imponer con su carga de ingenuidad, bajo la imagen de lx tecnocientíficx como merx descriptorx del mundo. Esto encubre que los presupuestos teóricos, propósitos y usos de la ciencia son aspectos íntimamente vinculados entre sí, como define Carrasco (2011) "obvio conflicto de interés inherente al trabajo cuando las compañías que venden el producto son las mismas responsables de testear su seguridad" (2011: 610). 

Reduccionismo: Siguiendo con este autor, también es central el reduccionismo que esta mirada instala, mirada que puso al gen en el centro, ignorando la compleja interacción existente con el ambiente. En este sentido, los resultados obtenidos en laboratorios, locales, situados y ligados a sus condiciones de producción, luego de un proceso de conversión, ascienden a categoría de generales. Y esto en paralelo con el pasaje de enunciados inciertos a hechos ciertos, de la contingencia a la necesidad (Lakoff  y Johnson, 1995).). 

Inevitabilidad: Una de las promesas fundamentales que presentó la Revolución Verde, fue su confianza en que no generaría efectos negativos, siendo sino vía para "resolver" los problemas del hambre, estrategia para mejorar la calidad de la alimentación y de la salud humana a escala global. Siendo el modelo de los agronegocios no sólo beneficioso sino, incluso, necesario a ser adoptado a los fines de cubrir requerimientos alimenticios de la magnitud poblacional. Gargano (2022), elabora en su libro el concepto de “alternativa infernal”, dado que el modelo hegemónico instalado en el agro argentino puede pensarse como un ejemplo del tipo de encrucijadas que se presentan como destino inevitable. 

Mercantilización: Esta misma autora, trabaja la existencia de una ciencia empresarial, orientada por criterios de mercado y regida bajo la lógica del capital. Esta mercantilización del conocimiento, es central para explicar las transformaciones materiales del campo argentino en las últimas décadas (Gargano, 2020, 2022). Las multinacionales agroalimentarias, impulsan una serie de iniciativas a través de las cuales difunden los beneficios del modelo de los agronegocios, al mismo tiempo que justifican su posición dominante en el mismo y buscan constituirse como clase dirigente, universalizando sus intereses particulares (Liaudat, 2018).

Apropiación: En este modelo de ciencia, es central el proceso de apropiación de saberes, no solo de los resultados de investigación; sino también de los conocimientos con que los pueblos históricamente han producido alimentos (Altieri y Toledo, 2010). Esto redunda en una acumulación cognitiva de corte extractivista. Giraldo (2023), propone hablar de este proceso como un “epistemicidio”, saldo más agudo que ha traído la era de la modernización y el desarrollo, en el proceso de destrucción de saberes locales.  

Todo lo dicho abona a la generalización de un “monocultivo de la mente”, al decir de Vandana Shiva (2010), modelo epistemológico de conocimiento que se expresa, como vimos, neutro, reduccionista, inevitable, mercantilizado y extractivista. Shiva, llamó “monocultivos de la mente” al proyecto de la Revolución Verde, y su modo dominante de mirar, entender y dar significado, clave para desplazar la herencia de miles de años de producción alimentaria campesina. 

Esta operatoria retórica no hubiera sido posible sin un movimiento central: eliminar a lxs sujetxs responsables de formas alternativas de producción de alimentos. Esto no solo fue posible expulsando a lxs campesinxs de sus tierras y rompiendo sus sistemas de producción sino también, eliminandolxs de la historia social. Corridxs a los márgenes, se escribió desde entonces una “ficción campesina” (Caimmi, en prensa), formas en que se ha construído determinado imaginario campesino en Argentina. Un racconto histórico del campesinado en Argentina permite escudriñar en la caracterización esencializada de lxs campesinxs como atrasadxs, pasivxs y conservadorxs, impactando en la caracterización de sus modelos productivos. Esta ficción, recrea la necesidad e inevitabilidad de la universalización del modelo agroalimentario actual, a la vez que la no existencia de un sujetx campesinx ni de sus saberes. 

Parte 2: Cordón hortícola platense

El cinturón hortícola de La Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) constituye el núcleo de producción de hortalizas para consumo fresco más importante a nivel nacional, en cuanto a la cantidad producida como a productividad alcanzada (Archenti y Ringuelet, 1997), abasteciendo de verduras a millones de personas del conurbano bonaerense, e influyendo a todo el sistema hortícola nacional. Desde sus inicios, la fertilización y las enfermedades eran controladas naturalmente, siendo muy importante el uso de insumos internos, incluidos las semillas que se autoproducían y conservaban en las quintas. En la década del 1970, como parte de la llamada “Revolución verde”, comenzaron a implementarse mecanismos modernos que reemplazaron los métodos tradicionales y artesanales de producción, como las semillas híbridas, los sistemas de riego, los agroquímicos en el control de plagas y enfermedades, los fertilizantes inorgánicos, todas tecnologías que requieren grandes cantidades de insumos de síntesis química y de energía fósil (Sarandón y Flores 2014). Todo ello, nominado, paradójicamente, como “producción “convencional”. En este proceso, el conocimiento tecnológico moderno suplantó al conocimiento propio de lxs productorxs (Shoaie Baker y García, 2021). A mediados de los años 80 se empezó a implementar el invernadero, estructuras que supusieron un cambio radical en la producción: al  controlar el ambiente, obtenían un mayor control del proceso productivo para producir frutas y verduras por fuera de época, mejorar los rendimientos y obtener mayor calidad estética (García, 2011).  Esta tecnología fue reemplazando al cultivo  a  campo, predominante hasta la llegada del paquete tecnológico, aunque en quintas conviven  ambas modalidades. De ese tiempo a esta parte, se ha profundizado la producción convencional, mientras que la gran diversidad típica de cultivos ha desaparecido (García, 2016). 

Una cuestión importante a señalar es la conformación del perfil social que caracteriza al cordón hortícola platense. Si el mismo estuvo conformado por inmigrantes ultramarinxs, durante la segunda mitad del siglo XX, y profundizando hacia el final, será integrada por inmigrantes bolivianxs (Benencia y Quaranta  2009), quienes llegan al sector a través de  redes de parentesco, buscando dejar atrás las condiciones de extremo sacrificio y bajos ingresos del trabajo en Bolivia (García, 2011). Las condiciones de vida implican vivienda muy precaria, de madera, plástico o chapas, sin buena instalación de luz, ni servicios de agua potable y de afluentes cloacales. Estas familias llevan a cabo estrategias domésticas tendientes a su reproducción, con la contracción del consumo y la maximización de los bienes de uso (García, 2012). De estos lazos se despliegan solidaridad e identidad, dadas las situaciones por las que deben pasar como migrantes relacionadas a la discriminación, el abuso o engaño (Waisman, 2011).

Estxs sujetxs en su mayoría participaban de economías campesinas en sus lugares de origen, producciones sobre todo destinadas al autoconsumo (Bartola, 2017), pero al llegar al cordón platense, adoptan y aprenden casi plenamente una agricultura comercial, ¿De qué formas se ha producido la transformación de sus conocimientos? ¿Qué mecanismos operaron y operan? Para responder estas preguntas me interesa detenerme a continución en lo que denomino “dispositivos epistemologicos” de producción de conocimiento. García (2016, 2018), recupera los aparatos de instalación de la agricultura comercial, los cuales, al decir de Sotiru (2023), han territorializado el modelo. De estos aportes me valgo a continuación. 

Uno de los dispositivos más visibles en el cordón platense son las coloquialmente denominadas “agronomías”, que hacen alusión a comercios expendedores, pueden ser también fabricantes, formuladores, importadores, fraccionadores, distribuidores, de insumos agropecuarios. García (2016) afirma que su autodenominación como “agronomía” es paradojal, al arrogarse con este nombre el conjunto de los conocimientos de la práctica de la agricultura, cuando, son solo una de las formas, aunque hegemónica, de hacer agricultura. Las “plantineras”, son otro de los dispositivos, que provee de plantines, los que se convierten en insumos externos a las quintas. Tanto agronomías como plantineras son lugares de búsqueda  de  asesoramiento, con consultas que frecuentemente sobrepasan a las cuestiones específicas del insumo adquirido, semilla o plantín. Pero este conocimiento no es carente de intereses: no solo es tendencioso porque sus servicios están ligados a la venta, sino porque lxs técnicxs que atienden en las agronomías y plantineras cuentan adquieren capacitación por parte de las empresas de los insumos que venden (García, 2016). No solo son vendedores, sino también promotores del modelo. Por último, aparece el rol delx tecnicx agronomx privadx, aunque su rol se encuentra disponible solo para una minoría de lxs productorxs (García, 2018), ya que lxs medianxs y principalmente chicxs, recurren a las agronomías para realizar consultas técnicas. Algo necesario de resaltar es que previo a la instalación de este modelo, lxs ingenierxs agrónomxs en el sector hortícola no estaban ni siquiera observadxs porque lxs productorxs eran quienes sabían y resolvían los problemas que surgían en las quintas, con un conocimiento que se pasaba de generación en generación, con manejos básicos del cultivo y técnicas rudimentarias de control de plagas y enfermedades. Esto puede explicarse porque ocurrió un proceso en que se complejizó la producción y las tecnologías asociadas, como el invernáculo, así como se multiplicaron plagas y resistencias; de las cuales lxs productorxs nunca habían sido formadxs. Todo ello suscitó desequilibrios recurrentes, que descolocaba al conocimiento tradicional y exigía nuevos saberes (García, 2018). El cambio en la forma de producción generó la sensación de necesidad de estos dispositivos, a la vez que la existencia de estos dispositivos reforzó la inevitabilidad del modelo. 

Estos tres dispositivos son centrales en el engranaje material, cognitivo y epistemológico que dispone el modelo en el cordón hortícola. 


Parte 3: Epistemología agroecológica

La Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT), es una organización argentina, representativa del sector productor de alimentos. Presente en 21 provincias, nuclea a más de 20 mil personas. Sus principios organizativos se nuclean en torno al acceso a la tierra y la agroecología, con el horizonte en lograr mejores condiciones de vida para lxs productorxs de alimentos, y calidad y accesibilidad de alimentos a lxs consumidorxs. Es por eso que no solo se constituye como organización reivindicativa sectorial, sino que su propuesta apuesta a la transformación del modelo agroalimentario total. En este camino, entre sus estrategias de denuncia, visibilización y disputa, se encuentran los “verdurazos”, y otros -azos según la geografía regional (mandiocazo, corderazo, naranjazo), así como acampes ante el Congreso de la Nación por la Ley de Acceso a la Tierra, acciones que buscan la articulación entre ruralidad y urbanidad. La estructura de la UTT gira en torno al desarrollo de diversos ejes en áreas y secretarías: “comercialización”, “jurídicos”, “prensa”, “género”, “salud”,  “alimentación” y “agroecología o Consultorio Técnico Popular”.  Para los fines de este escrito, me detendré en este último espacio. 

El “Consultorio Técnico Popular (Co.Te.Po)”, tracciona la agroecología entre productorxs de alimentos, mediante instancias formativas, al revalorizar saberes locales y construir nuevos conocimientos. Se conforma en el año 2015, luego de trabajar en la transición en cinco parcelas agroecológicas, junto con instituciones y colaboradores técnicxs. De esta experiencia, resulta un ciclo de talleres en agroecología en El Pato, a partir del cual queda constituído el equipo con técnicxs agroecólogxs, que son productorxs que se han formado y circulan ese conocimiento. Estxs técnicxs producen,  junto  a  sus  familias,  de  forma  agroecológica total o parcialmente,  en  quintas  que  van  entre  las  0,5  y  las  2  hectáreas, en condición de arrendatarixs. La mayoría se incorpora al equipo entre lxs años 2015 y 2019.  En el transcurso, lxs tecnicxs han contado con capacitaciones de otrxs agroecólogxs que pudieron orientar los contenidos de los talleres, conformándose así cinco módulos. Según una de sus coordinadoras, “Si bien al comienzo se busca que reemplacen un remedio químico por otro natural, que puedan hacer ellos, el objetivo final es que tengan un manejo agroecológico integral” (Registro de campo, agosto de 2023). 

La génesis de este espacio se vincula con la necesidad de dar respuesta al sector ante problemáticas estructurales que el modelo convencional no resuelve. Si bien “la agroecología es parte del cotidiano de lxs productorxs” (Registro de campo, junio 2023), la institucionalización de este espacio ha sido un cambio cualitativo en la organización y el cordón. En este sentido, dos son los grandes aspectos que inciden en la transición agroecológica de lxs productorxs en el cordón hortícola platense: la insostenibilidad económica y las condiciones de salud, ambas del modelo “convencional”. En relación al primero, la insostenibilidad económica, se debe a la escalada en el costo de los insumos atado al precio dólar, sujeto de forma directa y drástica a las fluctuaciones financieras, reforzado esto por la hiperconcentración de las cadenas proveedoras de insumos y comerciales. Además, es muy complejo el proceso para acceder a créditos necesarios para continuar con la producción, sumado a la destrucción de inverenaderos y estructuras (además de las viviendas) por los sucesivos temporales en la región. El segundo elemento alude a los problemas de salud que este tipo de producción conlleva, con marcas en las propias familias o en allegadas, que apuntan más y más a abandonar el modelo convencional. Estas dos cuestiones son fundamentales a la hora de considerar la transición. Sin embargo, hay serias limitantes en esta transformación, en las que encabeza el no acceso a la tierra, lo cual imposibilita la planificación productiva por parte de lxs productorxs y la toma de este tipo de decisiones. Los altos costos de arriendo, llevan a que necesariamente deba sacarse la producción, de la manera que sea, pues los tiempos están dictaminados por el mercado. A la vez, existe un alto sentido de miedo e incertidumbre de esta forma de producir, dado que no se ha generalizado masivamente ni asegurado los canales de comercialización de la misma. En este sentido, resalto que si bien el quehacer de CoTePo es formativo, resulta fundamental el hecho que se encuentre dentro de una organización como la UTT, cuya disputa principal es el acceso a la tierra, la generación de canales alternativos de comercialización y la discusión con el modelo agroalimentario general, por lo que las acciones formativas no están desancladas de la demanda por la tierra, sino que estas instancias apuntan en paralelo a otros cambios estructurales.

Desde el inicio se planteó en la CoTePo la metodología denominada Campesinx a Campesinx (CaC) para la producción, creación y transmisión de conocimientos agroecológicos. Campesinx a Campesinx refiere a una metodología colectiva que aspira a romper con el verticalismo, las relaciones de poder y la dependencia de un grupo determinado de expertxs detentorxs del saber `legítimo” (Holt Giménez, 2017). En las instancias formativas de CoTePo, se busca garantizar una igualdad de condiciones entre lxs tecnicxs y participantes, mediante la valoración y respeto por la palabra, la planificación para la realización de talleres y el incentivo a la presencia activa de más mujeres en los encuentros, al cuestionarse los roles de género en la cotidianidad. Esto resulta fundamental ante unx sujetx como lxs campesinos, que, como hemos elaborado previamente, han tenido sistemáticos intentos de silenciamiento: “Compañerxs sabemos que somos tímidos o no nos animamos a hablar pero por eso estamos entre compañerxs porque es importante expresar nuestra palabra” (Registro de campo, septiembre 2023). En los talleres, se propone una reflexión sobre el manejo de los cultivos, comenzando por la búsqueda colectiva de soluciones a problemas técnicos, ante enfermedades o catástrofes. Si bien al principio las respuestas las suelen monopolizar las provenientes del modelo convencional de producción, al “curar” los cultivos según como dicta el modelo (única fuente de información y asesoría, las agronomías o plantineras); al habilitar el diálogo de experiencias se pueden compartir otras soluciones. También se cuestionan aspectos relativos al perfil de quien debe compartir las técnicas agroecológicas, “Es distinto a escuchar a alguien que no lo viste nunca trabajar, no lo viste nunca en la quinta, el compañero no le cree igual” (Registro de campo, agosto 2023). Estas citas renuevan la importancia de una metodología de trabajo impulsada por lxs propixs productorxs, quienes desde su realidad y enunciación pueden compartir las experiencias. Por esto es que la metodología se considera necesaria para transmitir confianza, credibilidad, experiencia, y certezas desde la vivencia real como productorx de alimentos. 

De la génesis de CoTePo a la actualidad he recuperado cinco estrategias que realiza: 

-Talleres: Estos talleres se realizan fundamentalmente en las bases campesinas nucleadas en la UTT, con lxs tecnicxs productorxs del equipo, así como, ocasionalmente, con otrxs invitadxs. Los talleres se hacen en las quintas, en la biofábrica o en la sede de la organización. Los módulos se conforman de la siguiente manera: 1° Suelo (cuidado, diversidad, preparación de bocachi y compost), 2° Planificación productiva y diseño de parcela (rotaciones, asociaciones); 3°caldos calientes como el sulfocálcico, de ceniza; tinturas y purines como albahaca, cebolla, ajo aji, ortiga y paraíso; 4° bioles, 5° Semillas (cuidado, reproducción, intercambio). Una cuestión fundamental de este espacio es que los talleres no son espacios de soluciones uniformes, unilineales y directas: “La respuesta no se lleva, se construye, se comparte, es distinto al modelo convencional que vas a la agroquimica y te dan el veneno y listo, no necesita que pienses”. (Registro de campo, noviembre 2023) 

-Preparación y distribución de insumos agroecológicos. Se trata de tres espacios, la plantinera donde se accede a semillas y plantines; la biofábrica con distintos biopreparados; y el quiosco de cotepo, con semillas (se cuenta con una semilla agroecológica de la UTT, de rúcula), abonos, nylon, riego, etc. Estos insumos se venden a un precio que resulta justo, no para el lucro sino para el mantenimiento de los espacios y la expansión de la agroecología. Además, los biopreparados y los abonos se realizan mediante jornadas colectivas, lo cual implica un conocimiento pleno por parte de lxs productorxs de los compuestos, su interacción y la posibilidad de replicar en las propias quintas. 

-Visitas y acompañamiento en las quintas: implica una formación in situ, en el propio espacio productivo. No solo se visita cada campo y se corrobora el intercalado de cultivos, líneas de plantas medicinales o de flores, trabajo del suelo, entre otras formas de manejo agroecológico; sino que se ahonda en elementos socioeconómicos: “Se trabaja con todas las secretarías de la organización, con salud si se detectan problemas, con el area social si faltan colchones o se ha quemado la vivienda; con género cuando detectamos abuso” (Registro de campo, enero 2024). La visita agroecológica comprende todas estas aristas. 

-Certificación: Se trata de realizar un tipo de certificación colectiva, que garantice la calidad de los alimentos que se comercializan como agroecológicos desde la UTT. Es una validación distinta a la propuesta desde la certificación orgánica. Se utiliza un mecanismo participativo y se fomenta el intercambio entre productorxs y consumidorxs, acumulando varias miradas, generadas por las diferentes personas y organizaciones que participan. 

-Difusión en distintos espacios (eventos estatales, instucionales, facultades, ferias, programas de televisión y radios), otros países. 

Sotiru (2023), denomina estrategias territoriales aquellas que dan lugar a la  territorialización  de la agroecología y la desterritorialización del modelo dominante, al menos para lxs productorxs que se encuentran realizando la transición agroecológica. A los fines de esta investigación, resulta pertinente, además, caracterizarlas como dispositivos epistémicos en los cuales se despliega la metodología Campesinx a Campesinx. Este término resulta util dadas las consideraciones establecidas en las primeras partes de esta ponencia, en torno a las estrategias epistemológicas y cognitivas que sustentan el modelo convencional de alimentos en el cordón hortícola platense, expandiendo su forma de construcción de conocimiento y saberes. En este sentido y siguiendo con Morán (2023), más que a un lugar, el dispositivo refiere a una red de relaciones consolidadas entre sujetos y saberes, donde se prefiguran ciertos tipos de subjetividad y se orientan conductas hacia fines estratégicos establecidos. Al decir de Palumbo (2021), en el cruce de dispositivos, sujetxs y saberes, es posible postular la noción de subjetividad epistémica, siendo que son ámbitos constructores de subjetividades que habilitan reforzamientos o incluso, rupturas de posiciones epistémicas previas, al pensarse y sentirse receptorx, portadorx y co-productorx de conocimientos y saberes. Si bien no es mi interés postular a estos dispositivos como diametralmente opuestos a los del modelo convencional, como si se pudiese crear una artificial oposición, me importa profundizar en diferentes formas de construcción de conocimiento que se anclan en su seno. 

Una de las cuestiones principales es la no mercantilización de saberes y con ello, el no conflicto de interés de quienes asesoran. La agroecología prioriza la reproducción ampliada de la vida y de la naturaleza, en contraposición de la lógica del agronegocio (Gras y Hernández, 2013) o de la producción convencional, que se orienta a la obtención de ganancias. Como vimos en relación a las agronomías y plantineras, es controversial, al menos, que quien indica qué insumos colocar a los cultivos sea quien tiene el interés de vender aquello que recomienda; quien diagnóstica es quien vende la solución.. Recomendaciones ancladas además, en una de las caracteristicas fundamentales del modelo actual, la mirada reduccionista, que se expresa no solo en el entendimiento de la vida y la producción, sino en las soluciones que involucra, con la masificación de fertilizantes y plaguicidas. En los intercambios que participé, una constante fue la alusión que “La vida empieza en el suelo” o “hay que atender a todo lo que hay en la tierra, es un universo que hay que cuidar” (Registro de campo, julio 2023), aportando a la integralidad del manejo agroecológico, que lejos está de ser la receta de un remedio en específico, aunque, como expusimos, puede comenzar por buscar reemplazarlos para luego profundizar en el manejo agroecológico. Otra de las cuestiones que reecuperamos en relación al modelo hegemónico, es la neutralidad aparente y objetivista con que plantea sus postulados, heredera del positivismo científico. Las formas de producción de conocimiento que estos dispositivos disponen, lejos están de proponer una neutralidad, pues justamente son resultado de una disputa gremial, sectorial, y social: la agroecología es un instrumento para la transformación social, y esto es de forma constante resaltado en todas las instancias. Otro punto es el proceso de apropiación de saberes que el agronegocio se levanta,  aquí tenemos otro movimiento que es la producción de saberes que recupera la herencia de conocimientos, anclándolos en un contexto distinto, para hacer andar esa memoria agroecológica con nuevos conocimientos incorporados de otras epistemes. No se trata de apropiar porque el conocimiento es colectivo, y al colectivo ha de volver “Estamos acostumbrados qué nos digan qué hacer, pero acá proponemos generar entre todxs las respuestas, con algunas que traemos de casa y otras que fuimos aprendiendo” (Registro de campo, noviembre 2023). Por último, y, este es el punto central que me interesa detenerme, la epistemología del CaC y de los dispositivos enunciados, discute con la narrativa construída en torno al campesinado y la ficción campesina con la cual el agronegocio pudo hacerse paso.  

Val y Rosset (2020), reponen que la metodología Campesinx a Campesinx, mediante dispositivos como los nombrados, actúan como locus de reconstrucción colectiva de subjetividades, espacio donde se elaboran y comparten discursos, representaciones y prácticas desde las epistemes campesinas. Las subjetividades no se construyen únicamente en función de la trama de conocimientos y saberes involucrados, sino también en cuanto a las formas en las que dichos conocimientos son dispuestos (Palumbo, 2021). En este sentido, si bien lxs productorxs pueden no adoptar todas las tecnicas agroecológicas que han aprendido, la forma de comprender su trabajo productivo y su lugar en la sociedad se va modificando. Por eso es que además de diseminar tecnicas de agroecología, la metodología de CoTePo de Campesinx a Campesinx también desafía gran parte del conocimiento agronómico que fue impuesto a lxs campesinxs a partir de la Revolución Verde (Holt Gimenez, 2017).y se hace parte no solo en su forma de producir y relacionarse con su entorno sino también de ver el mundo y de verse en él. La  práctica  de  la  agroecología  implica,  no  sólo  diseñar  y  manejar  la  quinta  de  otra forma, sino también modificar la subjetividad de lxs productorxs, desde el convencimiento de realizar una transición hasta la necesidad de organizarse con otrxs, lo que lleva a modificaciones en la configuración territorial. Aquí es donde empiezan a jugar un rol importante las organizaciones, que son el marco de posibilidad para que lxs productorxs realicen una transición hacia la agroecología (Sotiru, 2023). Por eso esta dimensión, que opto por llamar epistemológica, de la agroecología, tiene un rol fundamental como catalizador de procesos de fortalecimiento de la identidad campesina y de organización colectiva. 

La pérdida de saberes y su reemplazo por los del agronegocio, fue posible silenciando a quienes históricamente los han producido y transmitido, el campesinado organizado. Convertidos en invisibles, fue fácil acallar sus saberes, desplazándolos a través de espacios de dispersión e instalación de conocimientos expertos, como las agronomías y plantineras. Si la narrativa de la ficción campesina argentina ha sido la historia del borramiento del campesinado, la adjetivación de lx campesinx como sujetx pasivx, inerte, silenciosx, su corrimiento a los márgenes de la historia y del presente, y más aún, el debilitamiento y quiebra de su capacidad de organización colectiva; la existencia de CoTePo y sus dispositivos, al interior de una organización gremial, no sólo dimensiona la existencia y centralidad social del campesinado, sino su capacidad asociativa y organizativa. Creemos que los dispositivos que despliega CoTePo de la UTT, constituyen como dispositivos epistémicos para una agroecología que trasciende su carácter productivo para convertirse en constituyente de un campesinado organizado.

Palabras finales

Una transformación tan profunda del modelo agroalimentario como el actual no hubiese sido posible sin una retórica epistemológica que sustente dichas transformaciones y genere consenso a nivel social. Por eso, comencé repasando algunas formas en que el modelo agroalimentario actual se relaciona con los saberes, aristas que ayuden a entender la eficacia interpelativa de esta manera de entender los alimentos. Mediante aportes de distintas disciplinas, caracterice esta episteme por su aspiración de universalidad, neutralidad (sin dar cuenta de su conflicto de intereses), su concepción reduccionista (desanclando los genes de los laboratorios), su imágen de inevitabildiad a modo de alternativa infernal, y su mercantilización y apropiación de saberes, todo ello bajo los ojos imperiales propios de la matriz de colonialidad del conocimiento; y la creación de una ficción campesina, con el borramiento a lxs sujetos productorxs de alimentos como otra de las estrategias para instalar el modelo alimentario actual. 

En la segunda parte, me detuve en la manera en que estas estrategias vinculadas al saber se territorializan en el cordón hortícola platense, mediante lo que denominé dispositivos epistémicos, dada su contribución a la instalación del modelo. Los dispositivos que expuse fueron tres: plantineras, agronomías y técnicos privados. A través de estos, se expane y naturaliza un saber, cuestionable no solo en sus contenidos, sino por la epistemología que dispone: lxs productorxs nada saben, pues el saber está afuera. Este movimiento ha sido acompañado por la estrategia retórica y simbolica señalada en torno a la ficción campesina, lxs productorxs no solo no saben, sino que el campesinado o no existe, o es un todo homogeneo y difuso, o simplemente es un pobre rural. Al individualizar la solución estos dispositivos rompen con la organización y el entramado colectivo. 

En la última sección caractericé el espacio de agroecología de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra, el Consultorio Técnico Popular y sus dispositivos epistémicos y cognitivos bajo la metodología Campesinx a Campesinx: los talleres, los espacios de distribución de insumos (plantinera, biofábrica, quiosco), el acompañamiento, la certificación y la difusión. Expuse cómo estos son ámbitos constructores de subjetividades colectivas, al poder lxs productorxs pensarse y sentirse receptorxs, portadorxs y co-productorxs de conocimientos y saberes. Estos dispositivos tensionan la epistemología del modelo convencional, dado que no buscan el lucro comercial, no reducen las causas y soluciones, no pretenden ser neutrales en su relato, ni depositan las soluciones por fuera de quien produce la tierra. Además, todas estas estrategias formativas están ancladas en disputas propias de la organización, como el acceso y distribución de la tierra, la capitalización y los formatos de comercialización. Y si bien lxs productorxs pueden no adoptar todas las tecnicas agroecológicas que han aprendido mediante estos dispositivos, estos funcionan como catalizador de procesos de fortalecimiento de la identidad campesina y de la organización colectiva. 

Sin caer en cierto esencialismo o romanticismo que suele acompañar las discusiones agroecológicas, y de la cual no estamos excentxs, es en la reconstrucción y reconfiguración de otras epistemes a la hegemónica donde quizás radica gran parte del potencial transformador de nuestros sistema agroalimentario, así como las trabas para el cambio del mismo, en lo que involucra a la agroecología. En efecto, es habitual escuchar en las explicaciónes de la complejidad de la transición agroecológica, la atribución a causales estructurales, vinculadas en especial a la distitrbución de la tierra y la capitalización productiva. Sin embargo, el terreno del conocimiento y la producción de saberes suele quedar reducido a la idea de que lxs productorxs deben ser capacitadxs integramente con un conocimiento experto y especializado, o, bajo cierta romantización, con la afirmación de que el campesinado ya todo lo sabe. Buscando dar profundidad en esta explicación, propuse para pensar estas trabas, la epistemología del modelo agroalimentario actual que se ha inscripto y calado a fuego en uno de los corazones del modelo convencional de alimentos. 

Uno de los desafíos en la Argentina de hoy, es la construcción de un discurso alternativo al de los agronegocios, que parta de lxs sujetxs protagonistas de esas alternativas, y las reúna en pos de un discurso no homogeneo, más si unificado. Frente a un contexto atravesado por la profundización crítica de la desigualdad, resulta central la reconstrucción de unx sujetx campesinx colectivx capaz de cuestionar y transformar las relaciones sociales vigentes, involucradas en la producción de alimentos. Esta narrativa requiere el cuestionamiento de los supuestos epistemológicos que han sustentado el modelo actual, y la revalorización de formas de producción y construcción de saberes que permitan discutirlo. La trascendencia que tiene el cordón hortícola platense en la matriz alimentaria de nuestro país, nos obliga a repensar cómo construir poder potencia‖ en el centro del mismo, y transitar hacia una país más justo y soberano. 

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